sábado, 6 de noviembre de 2010

Redacción (primero de bachillerato)

Hoy he encontrado una redacción para lengua castellana que escribí hará cosa de cuatro años. Aquí la dejo, pues me gustó bastante el resultado. No he corregido ningún tipo de falta. Está tal cual lo escribí hace cuatro años:

Estoy aburrida. No sé qué escribir, poco a poco se me van las ideas de la cabeza. Intento alargar la historia poniendo descripciones, más descripciones todavía. Antes la historia que yo escribía era divertida, pero me aburrí de ella, y ahora la historia es aburrida, porque el aburrimiento se contagia. Y tú te estás divirtiendo, y me das envidia. Porque yo me quiero divertir, pero no puedo. Porque ya me ha entrado el virus, y no hay quien me lo quite. Me ha entrado el virus del aburrimiento. No quiero ser la única, quiere que alguien más se aburra conmigo. Y quiero que ese alguien seas tú. Porque tú te estás divirtiendo más que nadie, te hace gracia que yo me aburra, te ríes de mí. Porque no sabes lo que es sufrir de aburrimiento, pero pronto lo vas a saber. Porque quiero que te aburras, y si quiero que te aburras, puedo. Sé muchas formas de hacer que te aburras: escribiendo un texto monótono, para que tú lo leas; puedo hablarte de política, de políticos, del Estatut de Cataluña (ves, sigues riéndote), o averiguar qué es lo que más aburrido te parece en este mundo y empezar a hablarte de eso, porque ese es tu punto débil; también te puedo poner un libro entero de ecuaciones para que lo hagas tú sólo; o hacerte copiar Don Quijote de la Mancha, o... ¿Te marean las ideas? ¿Sientes miedo sólo con oír las torturas que se me ocurren? Pues esas cosas las vivo yo siempre, nunca he dejado de sentir esa monotonía constante en mi ser, y es insoportable, créeme. Si no lo quieres sufrir tú, no te obligaré, pero, por favor, ayúdame a salir de aquí. Tú eres la única persona que puede hacerlo, tu sonrisa es mágica, y me salvará de este infierno. Si no me ayudas, sentirás remordimientos el resto de tu preciosa vida, y ya no disfrutarás como lo hacías antes, porque algo te pesará como una losa en el corazón, una voz te susurrará en sueños todas las noches, recordándote que no me salvaste de algo peor que la muerte, no me salvaste del aburrimiento, y lo lamentarás el resto de tus días alegres. Si no me salvas, mis amenazas se harán realidad, así que tú decides: salvarme o esperar conmigo a ser salvado por alguna persona piadosa, muy distinta a ti. Pero si eliges salvarme solo para salvartea tí... también sufrirás. Porque yo, aunque parezca imposible, me encontré en la misma situación que tú, decidí salvar al pobre infectado de aburrimiento del que tanto me reía... lo salvé por salvarme a mi misma, y mírame... esto es lo que queda de la persona alegre que antes fui. Si me salvas, hazlo de corazón, porque, si no, te quedarás donde ahora estoy yo. Te toca decidir, es tu última elección. Si te quedas aquí conmigo por pasar de largo, te explicaré gustosamente de qué va esto; si nos vamos los dos, me reiré contigo, seremos ambos felices; pero si yo me voy y tú te quedas... lo siento mucho, amigo mío, estarás en la peor de todas las prisiones, estarás en la prisión del Aburrimiento. Y que Dios se apiade de tí porque yo no lo haré.

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